Socialdemocracia: tiempo de coherencia y renovación

Demasiado a menudo vemos cómo la política cae en la exageración y la desproporción y la razón y la moderación pierden protagonismo. Cuando eso sucede, los adjetivos ocupan más espacio que los sustantivos. Las proclamas pasan por encima de las acciones. Las ocurrencias parecen vetar el paso a las ideas. El griterío de la ultraderecha (y el seguidismo de la derecha) encuentra terreno abonado. Y los valores y los principios que deben regir y orientar la buena política, se desvirtúan y se ven sometidos a la conveniencia táctica de cada momento. Es entonces cuando no podemos dejar de pensar en la frase atribuida a Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.

No pretendo pintar un panorama pesimista, aunque a veces lo parezca, pero creo que nos conviene reflexionar sobre el momento que vivimos. Reflexionar y actuar. Empezando por quienes nos dedicamos a la actividad política, y por extensión el conjunto de la ciudadanía, que, no lo olvidemos, es el destino y la razón de ser de las instituciones representativas y de gobierno, y de los partidos como pieza fundamental de la vida democrática.

Y si se trata de instituciones, quiero reivindicar una vez más el papel de los ayuntamientos. El municipalismo es posiblemente el valor más seguro de nuestro entramado institucional. Por su proximidad. Por su sensibilidad. Por estar siempre en primera línea. Por su voluntad permanente de llevar a cabo acciones concretas, aunque tenga capacidades de financiación limitadas y no obtenga siempre el reconocimiento merecido. Si alguien tenía dudas de la importancia del gobierno local, la gestión de la pandemia ha sido una reválida evidente.

Y si se trata de partidos, reivindico tanto el valor de la coherencia como el de la capacidad de renovación. Y en ese sentido, quiero destacar el estímulo que ha supuesto el 40º Congreso del PSOE celebrado pocos días atrás y, añado, el protagonismo que el Partit dels Socialistes de Catalunya ha tenido en dicho encuentro y tendrá en el ciclo político. La socialdemocracia ha demostrado su largo recorrido y, reitero, su coherencia, y al mismo tiempo la voluntad de abanderar y poner al día los valores de la justicia social y el bienestar de las personas, la igualdad y el feminismo, y el ecologismo y los objetivos de desarrollo sostenible.

Éstos son nuestros principios, y no sólo nos gustan sino que los defendemos y los haremos valer en la etapa decisiva que afrontamos. Una etapa que reclama una recuperación justa, innovadora y verdaderamente transformadora. Y la imperiosa necesidad de sumar esfuerzos para avanzar.